viernes, 27 de diciembre de 2013

Mi resumen de 2013.

Acabo de leer mi discurso del año pasado y espero que no se vuelva a repetir.

No quiero que se convierta en una tradición esto de escribir un resumen del año al final del mismo, por lo que espero que este "discurso", tampoco se repita.

No sé cómo empezar, la verdad, llevo varios días dándole vueltas para intentar hacer algo decente y al final saldrá la misma mierda de siempre, que con suerte leerán quienes yo quiero que lean. Y como no sé por dónde empezar, empezaré desde el principio, valgan las redundancias.

2013 ha sido un año... un año más de mi vida. No lo recordaré como uno de los mejores años, tampoco como uno de los peores, aunque esos algún día llegarán. La primera mitad del año, a nivel académico, fue la más dura de mi vida: acabar segundo de bachiller y prepararse para selectividad aprobando ambas, no sucede todos los días. Bien es cierto que tuve dificultades a la hora de conseguirlo, pero todo tiene su recompensa. A nivel extra-académico, tampoco sucedieron grandes cosas que yo recuerde. Quizás la más importante fue, que tras años y años viviendo desde fuera la Semana Santa de mi ciudad, por fin pude vivirla desde dentro. Ser hombre de trono fue para mi un honor y espero recordar toda mi vida ese momento.

A pesar de mi cristianismo inculcado desde pequeño, que ya apenas practico, me gustaría volver a ser hombre de trono, porque fuera de lo que viene a ser la religiosidad del evento, es un momento en el que mentalmente tienes que estar preparado para sufrir, y con esto quiero hacer una pequeña comparación a lo que es la vida, tienes que saber que no todo es bonito y hermoso, sabes que van a llegar momentos duros, momentos en los que no sabes qué hacer y tienes que seguir hacia delante de algún modo. Llevar sobre tu hombro una cantidad X de peso no sea quizás la mejor metáfora para describir lo difícil de la vida, pero así lo veo yo.

Quiero comprender a la gente que lea esto o que tenga una idea acerca de la Semana Santa diferente a los que la viven de verdad, no como yo. Quizás esas personas piensen que ser hombre de trono y cargar con muchos kilos para venerar a alguien de quien dicen hace milagros, sea una forma ridícula de adorar a esa persona. Yo pienso, y esto es algo que no he contado, que si de verdad existió Jesucristo y murió por nosotros y tal, no hace falta sufrir lo que sufrió él para creer más o menos en él. Si crees en él, crees y punto, pero no hace falta tener la mente cerrada ni abrirse a nuevas ideas. A mi eso no me pasa. Si yo fui hombre de trono, no fue para adorar a una persona que desconozco si existió de verdad, a pesar de que quiera creer que sí; lo hice por saber qué se siente. La experiencia, aparte del dolor en el hombro, me gustó. No sé explicar por qué, pero lo volvería a hacer, y no lo haría por Jesucristo, lo haría por mi.

Esa última frase parece un poco egoísta, no penséis eso. Sigamos que esto se me ha alargado.

Terminados bachiller y selectividad, tocaba disfrutar de las vacaciones. El día después del último examen, estábamos un grupo de personas en la estación de buses, dispuestos a marchar a un viaje que no íbamos a olvidar. Tras varias horas en bus hacia Madrid, y después de dar alguna que otra vuelta por la capital, nos dirigimos al aeropuerto en busca de nuestro destino: Malta. Un viaje de estudios diferente. No sé cómo describirlo tampoco, quizás es que hoy esté un poco espeso. Yo creo que tuvo momento buenos, momentos buenísimos, momentos supergeniales, momentos ebrios, y algún que otro momento malo. Quizás el hotel, o lo que fuera aquello, no era el mejor, pero si lo utilizábamos para dormir, cenar y pasar algún que otro momento allí, tampoco lo necesitábamos mucho. Además, el olor a lejía de la habitación tampoco invitaba a quedarse mucho tiempo dentro de aquel sitio. Lo importante estaba fuera, no es que tuviese gran cosa Malta, pero era importante saber que ibas a pasarlo bien y evitar conflictos. Si tuviese que elegir un momento elegiría el del día que fuimos a la playa, pero también merece una mención aparte al momento en el que íbamos súper ilusionados en busca de una cueva que resultaba estar en la otra isla (para quienes lo desconozcan, Malta es un pequeño archipiélago compuesto por tres islas). Volver a Málaga no fue tan sencillo, tras aterrizar en Madrid, a algunos se les cambió la cara cuando les dijeron que no había sitios disponibles en el bus de vuelta. Todo se solucionó sin muchos incidentes. Cabe decir que a la espera de otro autobús, cené el kebab más bueno que he probado en mi vida. Estoy deseando volver a Madrid para encontrar ese sitio otra vez.

Siguió el verano y llegó agosto, el mes de la feria de Málaga. Feria que poco pude disfrutar debido a que tocaba hacer el segundo viaje del año. Fui con mi familia a Amsterdam. Probablemente el 80% de las personas a las que le he dicho que he ido allí ha puesto la sonrisa de pensar "marihuana y prostitutas". Sí, es algo que ves, o hueles, prácticamente todos los días en el centro de aquella ciudad, pero como a mi no me van esas cosas (de verdad que no), prefiero quedarme con todo lo demás. De Amsterdam me quedaría con sus paisajes (calles, edificios, canales), el clima, la comida, los dulces y las holandesas, para qué engañarnos. Sin duda alguna, es una ciudad que hay que visitar al menos una vez en la vida.

Tras las vacaciones, no hubo suerte con las adjudicaciones para encontrar plaza en la universidad, al menos en las carreras que yo quería. Podría pensar que eso fue mala suerte en ese momento. Ahora, estoy agradecido de no haber entrado en la universidad. Descubrir el grado superior de realización audiovisual ha sido una de las mejores cosas que ha podido ocurrirme y orgulloso estoy de ello. Ahora, por primera vez en mi vida estoy disfrutando con lo que estudio, he conocido gente que me cae perfectamente y estoy muy ilusionado con todo. Quizás sea una de las mejores etapas de mi vida, que espero le queden muchos buenos momentos y poder disfrutar cada uno de ellos.

Y ahora, disfruto de este momento, Navidad, acompañado de familia y amigos.

Pues mira, ahora que lo pienso no ha sido tan mal año.

Termino diciendo que deseo y espero que disfrutéis de estos días con vuestros seres queridos y que empecéis el año que viene con buen pie. También espero que sea igual o incluso mejor que este.
Dar las gracias a todos los que me habéis acompañado durante este año y los que quedan. Podría empezar a decir nombres, pero seguro que se me queda alguno por el camino y quedo mal.

En general, gracias por todo a todos.


Atte: Pablo.

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